
5 hábitos erróneos que están dañando a tu piel

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5 hábitos erróneos que están dañando a tu piel

Pilar Turu
Nuestra piel dice mucho de nosotras y mantenerla inmaculada dependerá mucho de nuestro estilo de vida o de los cuidados que le demos día a día.
Hoy en día los productos para cuidados de la piel están al alcance de todos. La oferta es ilimitada: hay sueros con infinitas propiedades, cremas, exfoliantes, mascarillas… Existen para todo tipo de piel y necesidades, por lo que muchas veces, un ‘autodiagnóstico’ nos lleva a comprar lo que a primera vista, parece ser el producto que se necesita.
Pero a veces, sin la recomendación de un experto es complicado conocer qué es bueno para la dermis y qué podría estar causando daño a largo plazo. Y no solo eso… en nuestro día a día, podemos tener ciertos hábitos negativos que sin darnos cuenta, nos van perjudicando.
Nuestra piel dice mucho de nosotras mismas; mantenerla bonita, dependerá mucho de nuestro estilo de vida y los cuidados que le demos día a día. A veces, una piel con imperfecciones y arrugada, puede ser resultado de una mala alimentación, hidratación o incluso de tener un estilo de vida sedentario. Si bien cada persona tiene una tez y un tipo de piel diferentes, es importante tener en cuenta ciertos hábitos que deben evitarse para lucir un mejor cutis y tu mejor versión en el corto, mediano y largo plazo. Te los compartimos.
1. Cuida la hiperhidratación o ‘sobrehidratación’.
En comerciales o medios, es recurrente el mensaje de la importancia de mantener la piel hidratada; pero si sufres por la piel deshidratada, podrás darte cuenta que por mucha crema que te pongas, siempre hay zonas que permanecen seca.
Los expertos aseguran que la ‘sobrehidratación’ puede resecar la piel, al debilitar la barrera natural. De igual forma, el uso de humectantes pesados llenos de aceite puede causar acné y piel grasosa. La solución, no está en la cantidad de cremas, sino el tipo de crema que utilices y todavía más importante, que aprendas a conocer tu piel y sus características. Asesórate y busca la opción más apropiada.
2. Si recurres al exfoliante, que sea con moderación.
¿Sabías que la piel se renueva de forma natural cada 28 días? Pero, a medida que envejecemos, esta velocidad de renovación celular se va haciendo más y más lenta; cada vez tenemos ciclos más largos de renovación, lo que produce sequedad y piel de apariencia apagada. Por ello, exfoliarse es bueno ya que elimina por completo las células muertas que puedan quedar adheridas en la capa superficial de la piel, para dejarla más tersa y permeable. Además, gracias a ella, la dermis respira mejor, se estimula la oxigenación celular y se absorben mejor los nutrientes y principios activos de los productos y cremas hidratantes. Pero, abusar de ella -como todo en exceso- es malo; ya que, si al exfoliarte usas demasiada fuerza puede irritarte, motivar a la producción excesiva de grasa e incluso, sacar granitos. La exfoliación, siempre con moderación y sin lastimarnos en el proceso-
3. El secreto también está en las sábanas.
Ya sea que te guste bañarte por las mañana o por las noches, al final, las sábanas y fundas de tus almohadas terminan acumulando suciedad, ácaros, polvo, células muertas, saliva… y sin entrar en más detalles, cuando duermes, tu piel está en contacto directo con todo ello, lo que puede provocar brotes de acné, irritación u otras infecciones. Por lo que, como parte de la rutina de cuidados para una piel sana, es muy importante lavar sábanas por lo menos una vez a la semana, y en cuanto a las fundas, si puedes dos veces, mejor. Aunque te parezca algo exagerado, tienes contacto directo con tu cama todos los días.
4. Más frutas y verduras, menos azúcar.
Muchos estudios demuestran que las dietas ricas en azúcar pueden acelerar el proceso de envejecimiento. Esto aplica a paletas, helados, carbohidratos refinados como el pan blanco, la pasta… Lo que comes importa y además, se ve reflejado en la dermis. Si tiendes a caer en antojos, busca que la base de tu dieta sean verduras, frutas y cereales integrales; se ha demostrado que las frutas y verduras frescas tienen un efecto antiedad y pueden ayudar a prevenir el daño del envejecimiento de la piel. Al ser alimentos ricos en antioxidantes, también promueven la reparación de la piel.
5. ¿Bañarse o lavarse la cara con agua caliente?
Por mucho que disfrutes un largo baño, el agua demasiado caliente puede eliminar los aceites naturales presentes en la piel y deshidratarla; además, destruye la barrera cutánea que protege la piel de agentes infecciosos o irritantes. Si sufres de dermatitis, acné, rosácea o de piel muy seca, el agua muy caliente no hará más que empeorarlo. Por lo que lo mejor que puedes hacer es no abusar de los baños de agua caliente durante un tiempo demasiado largo. Tu piel te lo agradercerá.


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Imágenes: Estée Lauder x L’Beauté.