Las Alcobas, el lugar donde puedes exfoliar tu piel con arena de un cráter

Las Alcobas, el lugar donde puedes exfoliar tu piel con arena de un cráter

le soin noir

Begoña Arce

El masaje dentro de Aurora Spa, un hotel en Polanco, que te invita a vivir una experiencia única con exóticos ingredientes

Trataré de ser breve en explicar el origen de la textura terrosa que exfolió mi piel y vive en el hotel Las Alcobas, retrocedemos millones de años a ese momento en el que un meteorito impactó con la tierra marcando una nueva era en el universo. Un impacto que hizo que la tierra se fragmentara en micropartículas que convertiría a esta área en una arena rica en minerales, combinación de algas y sales ideales para darle a la piel el balance, la hidratación y exfoliación perfecta.

Esta tierra, tiene un efecto sanado en la dermis que exponga quemaduras o con zonas hiper sensibles que deben tratarse con cuidado. El masaje comienza al percibir el aroma de un palo santo que se enciende en el espacio para limpiar la energía y simplemente hacer que el cuerpo adopte un estado de relajación constante.

Una vez que mi cuerpo y mente se encontraban en este zen time, empecé a sentir la icónica exfoliación de este tratamiento en Las Alcobas. He de mencionar que la textura de esta arena es ligera –de color oscuro– que al contacto con la piel es posible percibir cómo reacciona el cuerpo, limpiándose y relajando absolutamente todos los músculos. Al fondo –antes de terminar– se escuchaba el sonido del agua caer por la regadera, donde me daría una ducha express con las múltiples salidas de agua que se pueden controlar en presión y temperatura y así eliminar el exceso de esta tierra tan apetecible para el cuerpo.

Limpia y con la piel suave, regresé a las sábanas blancas para dejar caer sobre mi cuerpo dos conchas de cerámica que se encargarían de un masaje durante una hora. Estas guardan una mezcla de ingredientes que incluyen magnesio, calcio y otros, que en una alta temperatura, se pasean con presión para aportarle al cuerpo todos sus activos, resbalándose con un aceite de incienso y mandarina relajante para el cuerpo.

El tratamiento terminó nuevamente con el intenso olor a palo santo, que te invita a incorporarte para darme cuenta que el tiempo fue efímero y lo hubiera extendido por tres horas más. Una experiencia en Las Alcobas que ansío volver a vivir muchas veces más.

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Fotografía: L’Beauté.