En junio, después de una ardua batalla contra en Covid-19, a la edad de 60 años murió uno de los más recalcados diseñadores de nuestros tiempos, Albert Elbaz. El hombre que le devolvió la importancia al vestido femenino, no solamente revivió Lanvin, una de las más antiguas y prestigiosas casas de moda, —además de haber formado parte de grandes firmas como Geoffrey Beene, Guy Laroche e Yves Saint Laurent— sino que dejó un legado transcendental en la industria de la moda.

Por esto y más, hagamos un breve recorrido a través de su trayectoria y conozcamos algunos facts acerca de Albert Elbaz:

1960

Aunque fue nacionalizado israelí, Albert Elbaz nació en Casablanca, Marruecos, el 12 de junio de 1961. A la edad de 10 años su familia se mudó a Holon, donde se formó como diseñador de moda en el Henkan College of Design de Ramat Gan.

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1980

Tras haber cursado estudios en moda, Elbaz decidió mudarse a Nueva York para desempeñarse como modista dentro de una casa de confección a la medida. Aunque las principales clientas de dicho establecimiento eran mujeres mayores, con gustos conservadores, Alber siempre supo darle un giro a la elegancia típica. Su excelente técnica y estilo fueron lo que llamó la atención de Goeffrey Been, para quien trabajó más adelante.

1990

Alber Elbaz emprende una nueva aventura, esta vez en París. Después de haber trabajado durante varios años de la mano de Beene, la casa de moda Guy Laroche intentó —sin mucho éxito— revivir sus épocas de gloria bajo el mando de Elbaz. Consiguiente a esto, el modisto israelí se incorporó al equipo de Yves Saint Laurent, donde se intencionaba reavivar la llama de la firma Yves Saint Laurent Rive Gauche, el prêt-à-porter femenino. De esta forma, el equipo estaría conformado por Yves, al frente de la Alta Costura, mientras Hedi Slimane se encargaba de las colecciones masculinas, además del ya mencionado Elbaz, quien llevaba cabo las colecciones de mujer.

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2000

Después de una década de altas y bajas, en 2001 llegó la gran oportunidad de Alber Elbaz: el sueño de revivir una gran casa de moda estaba aquí, y esta era Lanvin. Después de que el diseñador mandara una carta a la dueña de la firma, Shaw-Lan Wang, empresaria de origen taiwanés, con el fin de “despertar a la bella durmiente”, Elbaz se puso manos a la obra y con gran éxito despuntó un nuevo capítulo en su carrera al frente de Lanvin. Volúmenes, transparencias, bordados, incrustaciones y una exquisita feminidad fueron el sello de la firma. Un sople de aire nuevo que volcó en grandes ventas y un cúmulo de victorias ganadas para la firma, y por supuesto, para Alber Elbaz.

Como todo tiene un principio y un fin, después de 14 años liderando la casa de costura francesa, Elbaz queda fuera por ordenes de la propietaria de la firma, a lo cual el respondió con honor al mostrar profundo agradecimiento a su equipo: