
Paradisus, una experiencia en ‘the wellness heaven’

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Paradisus, una experiencia en ‘the wellness heaven’

Begoña Arce
Una historia relatada desde la costa, en donde se vive una experiencia única en cuanto a bienestar se refiere
La vista al mar siempre te recibe en este destino, Los Cabos, la costa mexicana con un exquisito savoir faire en cuanto a wellness y beauty se refiere y donde el hotel Paradisus se convierte en una parada obligatoria para dedicarle al cuerpo unas horas de relajación y tratamiento.
Hablamos del YHI Spa ubicado en este lujoso hotel de fachada abierta donde el viento corre por los pasillos, el aroma a mar te despierta y el pisar la arena te exfolia los pies. Una estructura que dedica sus actividades al bienestar de los huéspedes y ofrece infinitas actividades dentro del mundo holístico.
Así que no dejé pasar la oportunidad de vivir una experiencia en este lujoso Spa que sin duda te aleja de cualquier preocupación y pensamiento que invada la cabeza. Desde el momento en que se entra por la puerta de cristal, el aroma del difusor despierta tus sentidos y la relajación invade el cuerpo, dándote la bienvenida a esta wellness experience.
La cabina esperaba mi turno a un masaje descontracturante mientras reposaba en un sillón color crudo con un vaso de agua en la mano. Minutos después la música de fondo me acompaño durante algunos pasos para entrar a este espacio, con paredes de madera, luz cálida y una cama con sábanas blancas con las que ansiaba taparme.
Comenzó este encuentro con mi bienestar, necesario después e intensas semanas de trabajo. Tres inhalaciones de aceite esencial me transportaron a un mood relajante, zen y curativo, donde un par de manos con fuerza empezaron a masajear mis brazos, piernas, espalda… pasaba el tiempo y sentía la intensidad en mis músculos, que después de cierto grado de intensidad percibía la relajación de los mismos y el cómo mi cuerpo soltaba todo lo que ya no necesitaba.
Después de unos 60 minutos, esta experiencia wellness concluía y no podría negarlo, no quería que acabara. Las manos y codos que manipularon mi cuerpo salieron del espacio para que me incorporara y si quería, tomara un baño en la regadera al aire libre que había en mi cabina. Nuevamente cruce el pasillo para que me recibiera un té de jengibre, una brocheta de fruta y un vaso de agua para eliminar cualquier líquido retenido y me despidiera de este encuentro. Sin duda una experiencia que volvería a repetir por más minutos.
Fotografías: L’Beauté.