
Descifrando el magnetismo de las fragancias sin género

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Descifrando el magnetismo de las fragancias sin género

Pilar Turu
No solo son versátiles y aptas para todos los gustos, deliciosos e innovadores… van más allá. Son infalibles y usarlos, es una declaración.
Las fragancias, al igual que el maquillaje, los accesorios o las joyas, hablan de nuestra personalidad, de nuestra esencia. Como llegó a afirmar Christian Dior, “El perfume de una mujer dice más sobre ella que su letra”, reforzando esa creencia de que hay ciertas notas, muy características, que revelan la personalidad femenina. Y no solo lo dijo Dior. A lo largo de los años, en cada campaña de perfumes, se han magnificado los estereotipos de género: existe el perfume perfecto para las mujeres “sofisticadas, elegantes y empoderadas”, y por supuesto, la loción más “varonil para el hombre fuerte, de espíritu libre, ambicioso…” Pero en pleno siglo XXI, la idea de algo que es exclusivo y hecho a medida para la mujer o para el hombre, queda fuera de contexto.
En los últimos años, los estereotipos se han ido deslavando. Lo que antes dictaba aspectos característicos de un hombre o una mujer, ya no lo hace: el azul no es exclusivo para niños, ni el rosa, para niñas. Hoy en día podemos ver desde hombres espectaculares luciendo una falda o vestido, y mujeres de impacto luciendo trajes o corbatas. Y así, la tendencia de diluir las barreras de género ha llegado para quedarse, permeando a su vez en el mundo de la belleza y en consecuencia, en las fragancias. Pero esto, no es algo nuevo.
El perfume unisex, ya tuvo sus momentos en el pasado. En 1994, cuando se lanzó CK One Unisex, hubo una primera revolución en el mundo de las fragancias, donde este aroma fresco, cítrico y sexy, se presentó como la opción sin género. Por desgracia, durante un tiempo no dejó gran impresión en otras marcas ni en las propuestas que lo siguieron. Pero ahora, cuando la identidad y el género dan cada vez más de qué hablar, y se presentan nuevas perspectivas de género, el perfume ya es parte de ello. ¿Porqué no debería gustarle a un hombre un buen aroma floral o a una mujer, unas notas amaderadas?
En este universo gender fluid, que ha cobrado especial relevancia entre las nuevas generaciones, el perfume es más un medio de expresión que un elemento decorativo; los más jóvenes no sienten la necesidad de auto identificarse, pero sí de expresarse. Es por ello que encontramos en el perfume sin género las siguientes características:
Son perfumes que tienen la frescura como base; combinan aromas suaves que pueden adoptar ambos sexos. También mezclan ingredientes que podrían considerarse como opuestos; notas cítricas y dulces, con toques de madera en el fondo. Son fragancias en las que abunda la creatividad la originalidad; no son convencionales. Arriesgan. Tienen personalidad y se hacen notar. Por eso, es que gustan tanto y gustan a todos.
Además, no solo son versátiles y aptos para todos los gustos, deliciosos e innovadores… van más allá. Son infalibles y usarlos, es una declaración.
Aquí nuestros favoritos:
Santal 33 de Le Labo
Imposible olvidar los anuncios de Marlboro en los que un hombre y su caballo frente a una gran llanura bajo el cielo espacioso y azul del atardecer, eran los protagonistas. Esta es una imagen que define el espíritu del Oeste Americano con todo lo que ello implica para la masculinidad y la libertad personal. Este hombre, cuya cara está iluminada por la luz de la fogata, recostado sobre la silla de cuero desgastado, era un ícono tan poderoso que todos los hombres querían ser él y cada mujer deseaba tenerlo. Santal 33 nace de este recuerdo. Una forma olfativa inspirada en el gran mito americano. Un perfume que toca la universalidad sensual de este ícono y presenta nuestro uso de cardamomo, iris, violeta, ambroxan que crepitan en la fórmula y aportan a esta humeante aleación de madera de sándalo y madera de cedro, además de algunas notas especiadas, texturizadas y de almizcle.

Mémoire d’une Odeur de Gucci
“El perfume es lo que, incluso con los ojos cerrados, nos transporta a un momento preciso en el espacio y el tiempo”.
– Alessandro Michele
Esta es una fragancia que trasciende los géneros y explora el poder de la memoria. Creada por el maestro perfumista Alberto Morillas, bajo la visión creativa de Alessandro Michele, la fragancia origina la nueva familia olfativa mineral aromática. Cultivada en Roma en terrazas ajardinadas desde los siglos XVI y XVII, la camomila romana funde su esencia verde y aromática con el jazmín coral indio, una flor conocida por emanar su poderosa esencia de noche. El almizcle aporta intensidad a la fragancia, al tiempo que el cedro y el sándalo añaden fuerza a su estructura.

Tobacco Vanille de Tom Ford
El afecto del diseñador por Londres inspiró esta fragancia, reminiscente de un club inglés de caballeros, con olor a especias. Esta propuesta reinventa un género de fragancia clásica al agregar cremosas habas de Tonka, vainilla, cacao, acuerdos de frutas secas y savia de madera dulce para una impresión moderna y opulenta.

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Imágenes: L’Beauté y cortesía de las marcas.